
¿Alguna vez te has planteado si tu hijo es negativo? Hay sÃntomas claros en la personalidad de los pequeños pesimistas. Se dan por vencidos rápido cuando las cosas se ponen difÃciles, utilizan las palabras “siempre” y “nunca” con frecuencia, buscan el lado malo de las cosas buenas y sobre todo culpan a los demás (¡especialmente a los padres o los hermanos!) de sus problemas. Ver la vida desde una perspectiva positiva es clave a la hora de ser feliz. Enseñar a nuestros hijos a ser optimistas, deberÃa ser una prioridad al mismo nivel que enseñarles a responsabilizarse de sus cosas, los modales en la mesa o la empatÃa. Sobre todo porque ser positivo es una valiosa herramienta para encarar los retos de la vida con éxito. Pero, ¿cómo puedes empezar a cambiar su forma de pensar? Sigue leyendo, en The Toy Blog te damos 6 consejos para ayudar a tus niños en este sentido.
1. Deja de compadecerte a ti mismo
Normalmente los niños que son negativos tienen padres negativos. Si es tu caso, está claro, el cambio empieza en ti. Si te descubres a ti mismo teniendo una actitud pesimista, murmurando entre dientes y diciendo “¡pobre de mÃ!” para un segundo e intenta “darle la vuelta a la tortilla”, buscando el lado bueno de la situación. Sabemos que no es fácil pero es el mejor modo de demostrar al niño que hay ‘otra forma’ de ver los problemas. Si su papá o su mamá afronta los retos del dÃa a dÃa de una manera más práctica, realista y positiva, él/ella también lo hará.
2. Cambia su punto de vista
Hazle ver que si se siente triste es porque solo ve las cosas malas y explÃcale que por suerte eso tiene fácil solución. La solución obviamente es ver también las cosas buenas. Debe darse cuenta que ser positivo le ayudará a ser más feliz.
Para que lo vea más claro, cuéntale la siguiente historia con juguetes: “Érase una vez el Pinypon Lluvia que veÃa las cosas malas y el Pinypon Sol que veÃa las cosas buenas. Los dos participaron en una carrera. Los dos quedaron segundos. El Pinypon Lluvia lloró y lloró porque no consiguió quedar el primero, el Pinypon Sol llegó a casa con una medalla de plata brillante y ¡muy bonita!. ¿Cuál de los dos crees que era más feliz?”
También puedes recurrir al juego “lamentablemente/afortunadamente”. Piensa en una situación mala – por ejemplo, di “Lamentablemente, se han quedado sin helado en la tienda”- a lo que tu hijo debe responder con algo bueno, por ejemplo- “Afortunadamente también venden galletas”.
Ver las cosas de manera diferente mejorará su autoestima y le ayudará a recuperarse de los reveses y a lidiar mejor con las decepciones.
3. Enséñale a valorar lo bueno
Antes de ir a la cama, escribid en un diario o en una gran cartulina colgada en la pared cinco cosas buenas que os han ocurrido ese dÃa. Asà le ayudarás a darse cuenta de las cosas positivas que tiene la vida y a ponerlas en perspectiva cuando algo va mal.
4.Hazle reflexionar sobre lo que dice
Es habitual que los niños pesimistas, piensen en negativo con respecto a sà mismos. Si le oyes decir frases del tipo: “Me odio”, “No puedo hacerlo”, o “Nunca voy a ser capaz de aprender esto”, lo mejor es hacerle reflexionar sobre lo que está diciendo. Debes conseguir que se haga las siguientes preguntas constructivas: “¿Por qué estoy diciendo esto de mà mismo?”, “¿Sirve para algo?”, “¿Es del todo verdad lo que digo?”.
Sin embargo, es importante no contradecir a tu hijo. No estar de acuerdo con él sólo va a reforzar su pensamiento. Si no es capaz de cambiar el chip, puedes ser tú quien lo cambie por él con frases alentadoras: “¿Hoy no puedes? ¡Si el otro dÃa lo hiciste fenomenal!” o “¿Te odias? No lo entiendo, si eres bueno y muy listo”.
5. No te enfades, escucha
Si el niño tiene una actitud negativa, no te enfades ni tampoco trates de darle una explicación lógica al por qué no deberÃa sentirse asÃ. Lo que tu hijo necesita es que le escuches y empatices con él/ella.
Intenta demostrarle que sabes cómo se siente. Muéstrate comprensivo diciéndole frases como: “Pareces triste…” o “Ha debido ser difÃcil para ti que Jaime te haya ignorado en el recreo”.
6. Ayúdale a resolver sus problemas
Escribe el problema en la parte superior de un folio. A continuación, pide a tu hijo que escriba las soluciones que se le ocurran y si lo ves necesario, añade tú algunas para aportar un punto de vista más maduro. Cuando termine, anÃmale a que les eche un vistazo y decida cuál quiere llevar a la práctica. Una vez escogida, haz que reflexione sobre los pros/contras y posibles consecuencias.
Con cada pequeño problema que le ocurra, repite esta actividad. De este modo, el niño, en vez de sentir un peso por el gran número de preocupaciones que le agobian, puede verlas de una en una y encontrar la manera de afrontarlas por separado.
Lo único que debes tener en cuenta es que tú puedes aconsejar pero no dar la solución. Tu hijo debe aprender a solucionar los retos que le plantea la vida por sà mismo.
Por último, ten en cuenta que todo cambio lleva un tiempo y que el niño cambiará su forma de ver la vida poco a poco. Aunque pongas en práctica estos consejos, de la noche a la mañana no se convertirá en optimista. Tendrás que ser paciente con él/ella.