
Algunos niños tienen el don de hacernos perder la paciencia y en ocasiones, no lo podemos evitar y estallamos. Sin embargo, como padres deberÃamos medir nuestras palabras ya que una simple frase dicha ‘en caliente’ puede llegar a hacer mucho daño, enfadar o incluso confundir a nuestro hijo. Sigue leyendo para descubrir cuáles son las frases más comunes de padres y madres que deberÃas evitar y el modo de comunicar lo mismo de una manera más suave.
“¡Déjame en paz!”
¿Qué padre o madre no ha anhelado alguna vez tener un poco de tiempo para sà mismo? Los niños requieren tanta energÃa que a veces no tenemos ni un minuto para sentarnos en el sofá. Es por eso que recurrimos a frases del tipo: “No me molestes” o “Ahora no”. Palabras que a la larga van a afectar de forma negativa a nuestra relación. Si habitualmente le decimos esta frase al niño, él empezará a pensar que no tiene sentido hablar con nosotros porque nunca hay tiempo. De este modo, lo más probable es que de mayor no nos cuente nada. Es preferible marcar una actividad o unas horas para ti y en momentos puntuales decirle: “Ahora no puedo, cariño, en 15 minutos estoy contigo”.
“Eres tan…”
Los niños pequeños creen todo lo que oyen, incluso cuando te refieres a ellos. Si constantemente le pones una etiqueta del tipo “¿Por qué eres tan malo?” o “¡Qué torpe eres, hijo!”, tenderá a creer que es asà y minarás su autoestima. Es mucho mejorar abordar el comportamiento razonando con él, en vez de usar adjetivos de personalidad. Por ejemplo, “No te preocupes porque se haya caÃdo la leche, la próxima vez ten más cuidado.”
“No llores”
Esta frase o sus variantes “No estés triste”, “No te comportes como un bebé” o “No tengas miedo” no funcionan como los adultos creemos. Para los niños, especialmente los más pequeños, llorar les sirve para expresar sentimientos que no puede transmitir con palabras. Es lógico que los padres queramos proteger a los niños de ese malestar pero decir “No llores” o “No tengas” no ayuda a que se sienta mejor, al contrario, interpretará que emociones como estar triste o asustado no están bien. Es mejor decir una frase que les transmita seguridad, por ejemplo: “No te preocupes, no te voy a soltar de la mano”.
“¿Por qué no te portas como tu hermana?”
Este tipo de mensaje puede parecer útil para mantener a raya al más travieso de tus hijos pero las comparaciones siempre son contraproducentes. Es natural, no obstante, que los padres comparen buscando una referencia para aprobar o desaprobar sus logros y comportamientos. Pero hay que entender que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y tiene una personalidad. Al compararlo con otro puede darle la sensación de que tú deseas que sea diferente y él no está a la altura. En su lugar, opta por reforzar sus éxitos. Por ejemplo, “Guaau, te has puesto solo el abrigo”.
“¡Date prisa!”
Con el ritmo de vida que llevamos es raro que no le hayas dicho alguna vez a tu hijo “¡Date prisa!”. Es lógico, a todos nos ha pasado, pero la próxima vez que sueltes esta frase lapidaria plantéate con qué tono se lo dices y con qué frecuencia. Lo único que vas a conseguir si abusas de estas palabras es que el niño se sienta culpable por hacerte perder el tiempo. En vez de eso, haz que se sienta útil y asuma una responsabilidad que os haga ir más rápido. Por ejemplo, ‘Te nombro el jefe del mando. ¡Corre! Apaga la tele por mÔ.
“Pregúntale a papá/Pregúntale a mamá”
Pasar la pelota a tu pareja y hacerle asumir el papel de “poli malo”, no sólo hace que seas injusto con él/ella sino que menoscaba tu autoridad. Debes ser capaz de resolver la situación por ti mismo pues de lo contrario tu hijo no te tomará en serio. Por si fuera poco, esta actitud puede llegar a afectar a la comunicación paterno filial. La próxima vez, el niño va a hacer el siguiente razonamiento: “¿Para qué le voy a preguntar a mamá (o papá) si no va a hacer nada de todos modos?”.
¿Qué otras frases creéis que no se deberÃan decir a los hijos? ¿Estáis de acuerdo con que estas 6 frases es mejor suavizarlas?