
Algunos niños se resisten a ir a la cama y la hora de dormir se convierte en una auténtica guerra, noche tras noche. Los padres, sin embargo, podemos “darle la vuelta a la tortilla” y convertir ese momento en un rato de diversión en el que cojan el sueño sin que sea una tortura para nadie. “¿Cómo?”, te estarás preguntando. A continuación, te damos 7 ideas que transformarán tu actual pesadilla en plácidos dulces sueños.
Un paseo en pijama
Un poco de aire fresco puede ser estimulante para ti y al mismo tiempo, agotador para tu hijo. En otras palabras, dar un paseo, es ideal para antes de acostarse. Del mismo modo que cuando era bebé le arrullabas en su cochecito, dar una vuelta por la noche, puede resultarle muy relajante. Además, la idea de hacerlo en pijama, le encantará, porque es algo fuera de la común, que sólo vosotros hacéis: ¡Una completa aventura para contar a sus amigos!
¡Luces fuera!
Para crearle un estado de ánimo tranquilo, lo mejor es hacer actividades a media luz. Prueba a darle un baño con luz tenue: La combinación entre poca luz y agua caliente, proporciona tal sensación de confort que no podrá evitar quererse ir a la cama después. También puedes montarlo como juego. Cenar a la luz de las velas, dar a cada miembro de la familia una linterna y contar cuentos o hacer un espectáculo de sombras con las manos cuando esté metido en la cama.
El álbum de fotos
Mirar fotos es una actividad tranquila que, al cabo de un rato, hará que se le cierren los ojos. Pero para hacerla más divertida, te sugerimos que lo conviertas en un “Buscando a Wally”. Los niños no perderán ojo si les pones retos. Hazlo en función de su edad. Por ejemplo, a los de preescolar diles frases tipo: “Busca a papá disfrazado de león” o “¿Ves a mamá con un perro en brazos?”. A medida que sean mayores, plantéales conceptos más complejos como: “Encuentra la única foto de la tÃa Pepa sonriendo” o ” A ver si descubres cuál es el peor peinado que mamá ha tenido”.
Gyncana y ¡a la cama!
Este juego consiste en esconder por toda la casa los objetos que debe utilizar antes de dormir. De este modo, van superando pruebas hasta llegar al objetivo final: la cama. Por ejemplo, prueba número 1: cuelga el pijama en un perchero y pÃdele que lo busque. Cuando lo encuentre, dile que se lo ponga. Prueba número 2: pega su cepillo de dientes en la nevera y pÃdele que lo busque. Cuando lo encuentre, tendrá que lavarse los dientes. Y asà hasta una prueba final en la que tenga que buscar su peluche favorito y éste se encuentre bajo su almohada.
¡Al coche!
¡Sorpréndelos! Cuando tus hijos estén bañados, en pijama y con los dientes cepillados, súbelos en el coche con una manta, su peluche favorito y las zapatillas de andar por casa. Llévalos a ver la puesta de sol, las luces de la ciudad al atardecer o las estrellas. Gritad “¡buenas noches!” a los vecinos que ya duermen e incluso llevad un cuento para leer a la luz de una linterna. Se trata de pasar un rato en familia, fuera del contexto habitual que es su cuarto.
Carrera de juguetes
Motivarles a recoger su cuarto puede ser la técnica infalible para cansarlos. A priori, recoger es algo aburrido pero ¿y si lo planteas como una carrera? Cada uno de tus hijos tendrá que ordenar su habitación antes que su hermano; el que lo consiga primero, ganará un premio que puede consistir en escuchar un cuento antes de dormir o jugar una partida a su videojuego favorito. Sobra decir que si son niños pequeños, tendrás que ayudarles, aunque también lo puedes plantear como una carrera contrarreloj en la que los hermanos deben echarse una mano para terminar antes de que acabe el tiempo. AsÃ, ninguno será el perdedor sino que los dos ganarán.
Un rato en familia
Reservad mÃnimo 15 minutos para estar en familia antes de ir a la cama. Podéis poneros en corro y hacer una ronda de preguntas sobre el dÃa en la que digáis qué ha sido lo mejor y lo peor. De este modo, establecerás una comunicación sana con ellos sin que a penas se den cuenta. También podéis contar cómo os ha ido el dÃa en forma de cuento.