
Por regla general, los primeros meses en la vida de un bebé suelen ser los más difíciles para los padres ya que se tienen que levantar cada 2 o 3 horas para darle de comer, cambiarle los pañales o contenerle. Más tarde, cerca de los dos meses, la mayoría de los bebés ya duermen entre 6 y 8 horas por noche. Sin embargo, cada bebé es diferente y existen muchas maneras de hacerle dormir. Hay padres que duermen a sus hijos acunándoles. Otros les cantan. Algunos han confesado poner en marcha el secador de pelo o la aspiradora porque el ruido hacía dormir a su bebé. Cualquier truco o sistema que decidas utilizar, recuerda que lo que haya funcionado para unos no significa que te vaya a funcionar a ti. Mientras des con ese truco mágico, aquí van algunos consejos que te ayudarán.
Cómo dormimos está basado en una rutina y en las señales que usa nuestro cuerpo para indicarnos que ya es hora de dormir. Por eso es tan importante establecer un hábito a la hora de dormir a nuestros hijos y cuanto antes lo hagamos, antes podremos evitar problemas de sueño.
Prueba rutinas diferentes que ayuden a tu bebé a relajarse y empezar a conciliar el sueño. Desde apagar las luces o bajar las persianas y meterle en la cuna hasta darle un baño calentito, cantar o escuchar juntos una música relajante. Aunque tu bebé, de momento, sea demasiado pequeño para asociar estas rutinas con el sueño, comenzar ahora te ayudará de cara a los meses siguientes.
Los recién nacidos no saben diferenciar la noche del día y sus diminutos estómagos no pueden contener la cantidad de leche suficiente para mantenerles satisfechos por mucho tiempo. Necesitan comer cada pocas horas, no importa qué hora del día o la noche es.
Para que tu bebé empiece a asociar la noche con el dormir, evita estimularle durante las tomas de biberón o de pecho y los cambios de pañal. Intenta mantener tenue las luces y resiste la tentación de jugar con tu bebé.
Los bebés que están pasados de sueño tienen más problemas a la hora de dormir que aquellos que han dormido sus dosis durante el día. Esa idea de mantener despierto al bebé, con la esperanza de que dormirá mejor o más tiempo por la noche, no funciona.
Arropar, tener a tu bebé en brazos y mecerle son buenas maneras de relajar a tu bebé antes de dormir, sobre todo los recién nacidos. Estar tan cerca no solo le transmite seguridad sino que es una forma fantástica de conectar contigo a través de tu olor, tu tacto, tu forma de hablar. Esta conexión favorece no solo el desarrollo emocional de los niños. Nosotros también recibimos los beneficios, ya que durante esos momentos, nuestro cuerpo libera oxitocina, una hormona que hace que nos sintamos mejor y más positivos.
Cuando los brazos de mamá o papá necesitan descansar, un método eficaz de arropar a tu bebé es el de “envolverle” con una mantita suave y fina como hacen las matronas. De esta manera, evitas que se gire o se sobresalte y se despierte.
Hagas lo que hagas, establece una rutina cuanto antes y aprende a reconocer las señales que te da tu bebé cuando tiene sueño como frotarse los ojos o chuparse los dedos. Esta será tu oportunidad para ponerle a dormir.
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