
En lo que más hincapié hacen siempre los expertos para que los bebés duerman bien y durante toda la noche, permitiendo a los padres volver a la normalidad, es en los horarios fijos y en ‘dejarles llorar’.
Hay que acostumbrarles poco a poco a una rutina de comidas y sueño, pero no tengas prisa, nunca antes de las 6 o 8 primeras semanas. Despiértalo a la misma hora por la mañana y acuéstalo a la siesta y por la noche en horarios fijos y continuados. A partir de los 6 meses, tu bebé empezará a poder dormir toda la noche. Si has probado de todo para dormir a tu bebé, prueba el método Oompa Loompa, totalmente viral en Internet y de unos resultados sorprendentemente efectivos.
Tener una estructura de horas de sueño no solo funciona con los bebés sino que niños e incluso adultos nos podemos beneficiar de ello. Seguro que has oÃdo hablar de los perros de Paulov, un cientÃfico ruso que entrenaba a sus perros con una campanita cada vez que les llevaba comida. Con el tiempo, los perros salivaban con el solo sonido de la campana. Los seres humanos funcionamos muy parecido y establecer rutinas a la hora de irnos a la cama, va generando ‘sueño’, asà de sencillo.
Preparar la ropa y la mochila para el dÃa siguiente, ponerse el pijama y lavarse los dientes son rutinas que pueden contribuir a abandonar el estado de vigilia y a estar somnoliento.
Además, los aparatos electrónicos no ayudan para nada a conciliar el sueño, ni de niños ni de mayores. En asuntos de Morfeo, los consejos de la abuela se han demostrado entre los más eficaces, y es que un vaso de leche con galletas es, de acuerdo a la Universidad de Extremadura, la mejor forma de conciliar el sueño.
Según apunta Carmen Barriga, catedrática de FisiologÃa, la leche y los cereales son ambos alimentos ricos en triptófano, un elemento encargado de sintetizar la melatonina, hormona encargada de regular el sueño. Las comidas con mucha grasa, las carnes rojas y los embutidos pueden entorpecer el sueño, asà que cuantos menos nuggets de pollo y hamburguesas para cenar, mejor.
Evita que hagan ejercicio o hagan mucho esfuerzo fÃsico cuando ya sea de noche porque esto reactiva el organismo y lo pone en estado de alerta. Si quieres apuntarlos a varias actividades extraescolares, el karate o la gimnasia rÃtmica deben ser antes que el inglés o las matemáticas.
Vigilia la temperatura de la habitación, ni muy frÃa ni muy cálida, alrededor de 20 grados es suficiente.
La conexión que mantenemos con nuestros hijos muchas veces sobrepasa nuestro entendimiento y, al igual que a un adulto le molesta el llanto de un bebé porque le tiene que molestar -estamos condicionados biológicamente a ‘ir a ver qué pasa’-, nuestra voz ejerce un gran estÃmulo relajante en nuestros hijos.
No importa si no te dejan ni cantar en los karaokes, para tu hijo, tus nanas y tus cuentos son el mejor sonido del mundo. Aquà tienes inspiración sobre canciones para bebés, y si no te acuerdas cuál de los 3 cerditos vivÃa en una casa de paja, consulta estos cuentos para dormir.
Retrasa todo lo que puedas que tengan televisión en su cuarto y aprovecha ese espacio para libros. Leesélos tú cuando aún sean muy pequeños para ir poco a poco generandóles la afición por la lectura. Corres el riesgo de conseguir el resultado opuesto y encontrarte a tu hijo con una linterna bajo las sábanas enfrascado en las aventuras de Astérix y Obélix, pero leer antes de dormir ayuda a relajarse y a olvidar los problemas diarios, permitiéndonos dormir más plácidamente y de un tirón.
¡Buenas noches y felices sueños!