
El pensamiento crÃtico es la capacidad de evaluar si la información que recibimos está bien o está mal. Saber analizar de forma crÃtica un tema o un problema hace que consideremos distintas posibilidades para tomar soluciones. La pregunta es, ¿qué tiene esto que ver con los niños? Mucho. Desarrollar su pensamiento crÃtico es fundamental para que aprendan a tomar decisiones de un modo autónomo y construyan una personalidad independiente. Aunque esta habilidad no se desarrolla por completo hasta la adolescencia, la base para tenerla empieza a construirse en sus primeros años. ¿Quieres saber si tu hijo tiene una mente crÃtica y cómo puedes ayudarle a cultivarla? ¡Sigue leyendo!
Lo primero es determinar en qué grado tiene desarrollado tu hijo el pensamiento crÃtico. En la Fundación Critical Thinking, expertos en este asunto opinan que existen tres tipos de perfiles de niño:
El no-pensador: Niños que no analizan su entorno porque sus padres ya lo hacen por ellos. Por consiguiente, no hacen preguntas, se creen todo lo que dice la televisión y hacen lo que dicen sus amigos.
El manipulador: Niños que piensan con el objetivo de conseguir ‘algo’ en su propio beneficio. Creen en todo lo que es necesario para alcanzar sus metas, sin importar si su decisión perjudica a otros o no. Saben cómo tratar a otros niños para conseguir que hagan lo que ellos quieren.
El crÃtico: Niños que cuestionan porque son conscientes de que asà aprenden. No siempre creen en lo que ven u oyen en la televisión y se interesan por comprender tanto su situación como la de los demás.
Dicho esto, para que tu hijo desarrolle un buen pensamiento crÃtico, debe creer que pensar es divertido. Esta idea le motivará a ser bueno en este aspecto ya que, si le gusta, se esforzará por mejorar su forma de pensar, del mismo modo que práctica fútbol para ser mejor delantero o pule sus habilidades artÃsticas para hacer sus dibujos más bonitos.
Ahora bien, el niño no va a conseguir esto solo. Los padres son los que deben animarles a pensar. ¿Cómo se consigue? La Fundación Critical Thinking tiene varios vÃdeos con técnicas para ayudar a los adultos a que los pequeños piensen mejor y sugiere cinco sencillos ejercicios para practicar dÃa a dÃa. Son los siguientes:
MotÃvale a preguntar: AnÃmale a pedir explicaciones o ejemplos si no entiende algo. Hazle ver que estar confuso no es malo y que se resuelve preguntando. Como te hemos comentado en otros post, los niños son ‘máquinas de imitación’. Si tú no preguntas, él no lo va a hacer, asà que predica con el ejemplo.
Pide que sea exacto: No dejes que dé por hecho que algo es verdad. Haz que lo compruebe investigando los hechos o las fuentes. Para ello, dile que juegue a ser un pequeño detective. Si, por ejemplo, comenta: “La Luna es redonda”, activa su curiosidad preguntándole cómo sabe que eso es verdad, quién se lo ha dicho, dónde lo ha leÃdo… y haz que cuestione la fuente. “Quizás el libro de texto no siempre lleve razón, antes de afirmar tienes que comprobar”
Dale valor a los argumentos: Cuando discutáis acerca de un tema, enséñale a ser relevante. Con cariño y respeto, usando un tono suave, pÃdele que exponga razones para defender una posición. Después, como si se tratara de un juego, cuestiónalas para que se explique de un modo más certero. No vale con que diga, “Me lo ha dicho fulanito”, tiene que aprender a argumentar usando información relacionada y de distintas fuentes.
Desarrolla su lógica: Ayúdale a ver cómo encajan las cosas entre sÃ. Pregúntale cómo ha llegado a determinadas conclusiones y haz que te demuestre si sus suposiciones son correctas. Puede que te diga: “¡Papá, si mezclas azul y amarillo sale verde!” En vez de darle la razón como a los locos, respóndele con un tono divertido: “¿Ah, sÃ? No me lo creo”. De este modo le animarás a que te lo demuestre, mezclando sus pinturas.
Fomenta su empatÃa: Hazle partÃcipe de los problemas comunes y motÃvale a resolverlos. Enfréntale a situaciones del tipo: “Solo tenemos una silla para ti y para tu hermana, ¿qué hacemos?”. Analiza su respuesta y si ves una solución egoÃsta, hazle ver el beneficio de compartir: “¿No será mejor que la cojas en brazos? Asà estaréis cómodos los dos, piensa que si no, se va a poner a llorar, ¡qué rollo!”.
¿Fomentas que tu hijo desarrolle un pensamiento crÃtico? ¿Hasta qué punto piensas que es importante este asunto?