
La sociedad es cada vez más multicultural. Nuestros hijos crecen en un entorno diverso donde deben aprender a convivir con otras nacionalidades y razas. Puede que en su colegio no se dé el caso, pero en verano probablemente compartirá momentos con niños extranjeros en playa, piscina o parque. Ésta es una buena oportunidad para hacer que sea más tolerante. La clave es que tu hijo aprenda a valorar lo positivo de las diferencias entre personas y no hay nadie mejor que tú para enseñárselo. Los padres somos el ejemplo a seguir. Nuestros hijos no nacen con prejuicios, se los inculcamos.
El racismo, la xenofobia, el antisemitismo nacen del miedo a lo desconocido. Para evitar que tu hijo tenga una actitud intolerante debes hacer que sienta confianza y respeto por personas que percibe como diferentes. ¿Cómo se consigue esto? Con una herramienta muy fácil: la información. Cuanto más sepa tu hijo de otras culturas, religiones y tradiciones desde un punto de vista positivo, más abierto se mostrará a aceptar la diversidad.
Sin embargo, no puedes exigirle comportarse de un modo tolerante, si tú no tienes esa actitud. Ten claro que el niño hará lo que tú hagas. Muéstrate siempre neutral en tus opiniones con respecto a otras razas delante de él e introdúcele las ventajas de relacionarse con niños extranjeros a través de estos elementos del dÃa a dÃa:
La comida
Probar recetas de distintas partes del planeta ayudará a tu hijo a ver el rico mundo en el que vivimos. Prepara con él platos tradicionales de otras nacionalidades y explÃcale cómo se llaman, de dónde vienen, si tienen un significado religioso o tradicional, etc. Se trata de que cocinéis juntos para incitar su curiosidad por algo desconocido. Una vez en la mesa, probad la comida todos. Si el niño pone cara rara o hace algún comentario despectivo, dile que está bien expresar su opinión pero siempre sin ofender. Lo diferente no tiene por qué gustarte pero debes mostrar respeto por ello.
Si tu hijo es demasiado pequeño para cocinar, inventa juegos relacionados con la comida de otros paÃses. Por ejemplo, con un ovillo de lana y unos palillos podéis jugar juntos a comer tallarines chinos o con un bol de plástico y pelotitas de plastilina, puedes simular comer cuscús sentada/o en el suelo. A través del juego y la diversión, normalizarás las diferencias.
En el parque
El fútbol es el deporte rey en casi todo el mundo. Por eso, no es raro encontrarse a grupos de niños muy diferentes practicándolo juntos. Si llegas al parque con tu hijo y se da esta situación, anÃmale a acercarse al grupo y preguntarles si puede jugar con ellos. Si el niño se niega, acércate tú y comienza una conversación. Pregúntales cuál es su jugador de fútbol favorito, de qué equipo son… De este modo, le servirás de modelo al niño y le motivarás para que se relacione.
Además, no te limites a hablar con padres y madres de otros paÃses en el colegio o en el parque. InvÃtales a comer, merendar o hacer un picnic.
Los juguetes
Para explicarle otras culturas, puedes recurrir a sus juguetes. Si ve personificadas las costumbres y tradiciones de otros pueblos con sus muñecas, le será más fácil comprenderlas. Pon a cada muñeca una nacionalidad, con su religión, sus costumbres, su modo de vestir, su comida… incluso puedes ir señalando en Google Maps o con imágenes donde vive cada uno y crear una playlist con música de distintas partes del mundo.
Música, cultura y espectáculos
Otro modo divertido de acercar a tu hijo a la multiculturalidad es llevarle a conciertos de música o exposiciones sobre otros paÃses. Con esto, desarrollarás en él/ella una inquietud por conocer otras culturas que le llevará a preguntarte más sobre el tema. También es recomendable que entre sus cuentos incluyas libros que hablen de leyendas e historias de distintas etnias.
¿Se te ocurren más ideas para fomentar la interacción de tu hijo con niños extranjeros?