
Terco, obstinado, cabezota… Llámalo como quieras. Pero si los métodos que usas para que tu hijo te obedezca no funcionan, no te rindas. Muchas veces basta con usar un poco de psicología, respeto y creatividad. Aquí van algunas claves para ganar la batalla.
La Batalla del Tiempo. ¿Cuántas veces les pedimos que hagan algo como recoger sus juguetes antes de cenar y acaba siendo una discusión? Los niños obstinados sienten predilección por los retos y los juegos. Así que antes de repetir la misma escena de todos los días donde acabas enfadándote o alzando la voz, intenta proponerle un juego. Pregúntale cuántos juguetes puede recoger en 5 minutos. Para más información aquí va un enlace interesante (en inglés).
Tu ayudante. Estás en casa y hay mil cosas por hacer. Te gustaría algo de ayuda pero sabes que si se lo pides a tu hijo, te costará un enfrentamiento. A los niños tercos les gusta sentir que están en control o comparten responsabilidad. Una sugerencia: pregúntale si quiere ser tu ayudante especial esa tarde. Sin su ayuda, no será lo mismo y entre los dos será más rápido y divertido. Además, después de un esfuerzo siempre viene una recompensa. Podréis celebrar juntos haciendo una pizza o comiendo su helado favorito. Recuerda que es importante hacerle ver lo mucho que te ha ayudado y lo bien que lo ha hecho. Puedes leer otras sugerencias aquí.
El Juego del Sí. Susan Stiffelman, autora de Parenting without Power Struggles dice que un niño al que no le dejan tener lo que quiere y no tiene la habilidad de asimilar la decepción, se manifestará con agresión hacia los demás y hacia ellos mismos. Recomienda a los padres no intentar aconsejar, aleccionar, enseñar o recomendar nada “en caliente” porque según ella “un niño no puede procesar lo que estás diciendo si está enfadado.” Lo que propone es el juego del Sí. Si lo que quieres es que salga de la bañera o que termine de jugar, hazle 3 preguntas que sabes que te contestará con un sí. ¿Te lo estás pasando muy bien, verdad? ¿Me puedes enseñar cómo haces eso? ¿A que sería divertido jugar a esto en la bañera la próxima vez? Este método ayuda a romper la resistencia del niño y a sentirse escuchado y comprendido.
Deja que se desahogue. La próxima vez que tu hijo se niegue a hacer algo, deja que se desahogue jugando. Es muy sencillo. El juego consiste en que el niño se coloque frente a ti y que te cuente durante dos minutos lo que le pasa o las razones por las que no quiere obedecer. Es muy importante escucharle sin poner los ojos en blanco ni interrumpir. Como cualquier adulto, el niño al desahogarse, se sentirá mejor. Además, sabrá que te puede contar lo que le pasa sin que le regañes. Para más información haz click aquí.