
Faltan pocos dÃas para el Carnaval, una fiesta que entusiasma a los más pequeños porque les da la oportunidad de disfrazarse. Llama la atención que jugar a “ser otro” les guste tanto. ¿Por qué ocurre? Al representar un papel los niños se desinhiben, hacen y dicen cosas que en su dÃa a dÃa no pueden expresar. Este modo de liberarse está ligado con el origen de la festividad. La palabra “carnaval” viene del término italiano “carnevale”, que significa “quitar la carne”. Hace referencia al perÃodo anterior a la Cuaresma, un momento en el que el pueblo se despendolaba disfrutando de grandes comilonas y fiestas antes de pasar 40 dÃas de ayuno y purificación que la religión cristiana exigÃa. Visto lo visto, es interesante preguntarse, ¿qué más aporta esta tradición a nuestros hijos?
Romper las reglas
Ponerse un disfraz es una forma de saltarse normas que no nos gustan. En el Carnaval de Venecia, que empezó a cobrar importancia a partir del siglo XVII, la nobleza se ponÃa máscaras para mezclarse con el pueblo llano. Esto les permitÃa sentirse iguales y actuar sin preocuparse de que los demás los juzgaran por la diferencia económica.
A los niños les permite crear sus propias reglas sin temor al castigo. Siendo “otra persona” tienen el poder de comportarse como su personaje harÃa. Lo mismo ocurre cuando inventan historias para que sus Mutant Busters, Barriguitas o Princesas Zombies se relacionen entre sÃ. En este contexto el niño es un “Dios” que decide qué quiere que hagan sus juguetes sin ningún obstáculo que coarte su imaginación.
Por otro lado, el disfraz es el vehÃculo que permite al niño descubrir el mundo adulto. Ten en cuenta que para representar un personaje, el pequeño debe observar y después imitar. Eso da pie a que juegue a conducir, a cocinar, a cuidar a un bebé, etc.
Un interesante ejercicio es “jugar a ser mamá o papá”. A tu hijo le fascinará la idea de ser tú y a ti te servirá para descubrir cómo te percibe: si eres muy mandón, si te muestras comprensivo, cómo actúas delante de él o las frases qué le dices habitualmente.
Ser quien se desea
El disfraz permite expresar ideas y sentimientos que en la vida diaria tenemos reprimidos por miedo a ser rechazados. Asumir otro rol hace que olvidemos nuestras limitaciones personales y que podamos sacar a la luz nuestro ‘yo ideal’. Esto explica que personas muy tÃmidas tiendan a mostrarse más extrovertidas cuando llevan una máscara.
Por eso es tan importante dejar que nuestros hijos decidan de qué disfrazarse en Carnaval. Su elección nos dará muchas pistas de sus necesidades emocionales. Por ejemplo, si una niña quiere ir de princesa, quizás busca ser admirada; si un niño elige ir de león, puede que desee mostrar que es fuerte. En cualquier caso, no es una prueba absoluta y conviene preguntarles para saber a ciencia cierta cómo se sienten.
Canalizar el miedo
El Carnaval también es una forma de salir de la rutina. Durante la Edad Media servÃa para oponerse al tono serio, feudal y religioso que existÃa. Igual que entonces, su divertido ambiente hace que seamos espontáneos y olvidemos las preocupaciones.
Los niños usan esta atmósfera para manifestar sus miedos y vencerlos. Con frases como: “Soy el médico y voy a poner una inyección a mi Nenuco”, revive una situación desagradable al mismo tiempo que la normaliza para asimilarla.
¿Por qué a mi hijo no le gusta disfrazarse?
No ocurre con frecuencia pero hay niños que no le ven la gracia a disfrazarse. Lo normal es que sea porque no se sienten seguros, tienen miedo de perder su identidad. Se miran al espejo y no se reconocen.
También puede ser porque son tÃmidos y les da vergüenza llamar la atención. O incluso porque considere que se van a reÃr de él. Debes comprender que cada persona tiene un modo de divertirse y expresarse y que a algunos nos gusta ser observados y a otros observar.
En cualquier caso, lo más importante es no obligarle.
¿Te habÃas preguntado alguna vez por qué nos disfrazamos en Carnaval?