
Si tu hijo se coge un berrinche cuando le riñes cuando le ves con el pulgar en la boca, no te preocupes, no es al único al que le pasa. Un montón de niños pequeños se chupan el dedo, ya que les proporciona tranquilidad inmediata en cualquier momento y en cualquier lugar. ¡Respirad hondo, mamás y papás! En la mayorÃa de los casos, no hay prisa por que deje el hábito. De hecho, a medida que se acerque su tercer cumpleaños, lo más probable es que el niños cada vez se chupen menos el dedo hasta que se olviden de él por completo. Pero si no es el caso, sigue leyendo, te damos algunas ideas para evitar que siga chupándose el dedo y por extensión, deje el vicio del chupete.

Gordo, flacucho, con la nariz grande, con orejas de soplillo, bajito, con gafas… Se mire por donde se mire, cualquier caracterÃstica fÃsica puede convertirse en un complejo para un niño. Darle vueltas a lo que le hace diferente, deriva en baja autoestima y afecta a sus relaciones sociales. Es un pensamiento irracional, difÃcil de superar pero no imposible. Aceptar lo que no nos gusta de nosotros mismos, no es fácil. Nosotros, como adultos, lo sabemos y como padres tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a quererse y respetarse cada dÃa más. ¿Cómo hacerlo? Ahà van algunos consejos para ayudarle en esta difÃcil (y muy humana) tarea.

Aúrea Ferreres es la responsable de incidencia polÃtica, sensibilización y campañas de Save the Children, una organización independiente que trabaja en más de 120 paÃses salvando vidas, proporcionando seguridad y protección a los niños y las niñas y defendiendo sus derechos en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas. Este mes, le dedicamos nuestro espacio de Ilusionarios a ella y a esta organización lÃder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo.

Ir al psicólogo todavÃa tiene connotaciones negativas y puede ser percibido como algo a evitar, aunque no tengamos muy claro el por qué; y precisamente ese es el problema. Añadir a nuestros hijos a la mezcla solo genera más confusión y sentimientos encontrados, pero no podemos permitir que un bosque de desconocimiento nos impida ver el sol. ¿Quieres derribar con nosotros los mayores mitos sobre la psicologÃa?
La labor de los psicólogos hoy en dÃa incluye luchar contra el estigma que el cine y la televisión arrojan sobre ellos. Si preguntamos a alguien que nunca haya pisado una consulta de psicologÃa, hay muchas probabilidades de las ideas “diván” y “analizar tu vida desde bebé” se repitan constantemente.
Tendemos a confundir psicologÃa con psicoanálisis, que es solo una de las muchas ramas de la psicologÃa. Además, ni siquiera es la más popular hoy en dÃa, aunque guionistas y productores sigan empeñados en decirnos lo contrario.
La confusión entre psicologÃa y psicoanálisis nos lleva al segundo mito: quien va al psicólogo es porque no está bien de la cabeza. Esta es la verdadera razón por la que nos avergonzamos de ir al psicólogo. Sentimiento que no podemos transmitir a nuestros hijos, ni siquiera con acciones veladas.
Ante un accidente o una enfermedad, acudimos al médico para que ponga solución a esa situación particular. Ante un trauma o una depresión, buscamos al psicólogo con el mismo fin, pero los psicólogos no son médicos; la rama de la medicina que se ocupa de la mente es la psiquiatrÃa. Los psicólogos son más parecidos a entrenadores personales, que ahora llamamos coaches.
Lo cierto es que la salud mental no se aleja mucho de la salud fÃsica, algo que todos podemos comprender más fácilmente. Si comemos mal, tenemos malos hábitos y no hacemos nada de ejercicio es una mera cuestión de tiempo que el sistema empiece a fallar. Si vivimos bajo estrés constante, mantenemos una relación tóxica o soportamos bullying o mobbing durante demasiado tiempo, la mente también termina por fallar.
Un psicólogo no es solo la persona encargada de ayudarte a perder fobias y superar traumas, sino quién te puede ayudar a lograr una mejor salud mental y a prevenir esas situaciones. Las ramas de la psicologÃa más estudiadas y empleadas hoy en dÃa buscan modificar nuestro comportamiento y sentimientos en el presente. Freud y el psicoanálisis están pasados de moda.
Si un amig@ te dice que va a empezar a cuidarse, y se apunta a un gimnasio o acude a un nutricionista, no es probable que te parezca una derrota. Quiere mejorar y necesita ayuda profesional en ámbitos que no domina. Nacemos con un cuerpo sin desarrollar que necesita atención y cuidado constante, ¿por qué nuestra mente iba a ser distinta?
Acudir a un psicólogo es la misma situación, aunque nos cueste más verlo.  No hay por qué esperar a que el problema se convierta en algo grave si con algo de ayuda podemos atajar las causas en lugar de corregir las consecuencias que ya estemos padeciendo.
El papel que nosotros o nuestros hijos pensamos que jugamos en este mito ayuda a que perdure en el tiempo; un psicólogo te cambia la vida sin tú tener que hacer nada. Tras contarle de qué color fue la primera camiseta que te compró tu madre, te ofrecerá su receta mágica para la felicidad. Eso se llama gurú, y no son muy comunes ni siquiera en la India. El psicólogo es el guÃa, pero el camino de baldosas amarillas debe andarlo cada cual.
Photo credit: United Way of the Lower Mainland